Cuando un hombre decidió hacer un descanso para fumar no podía imaginar que este se convertiría en una auténtica pesadilla, regresando a su puesto de trabajo el edificio sufrió un apagón y el ascensor quedó bloqueado entre dos plantas. El hombre tuvo la mala suerte de quedarse trabajando hasta tarde un viernes por la noche y cuando a las 11 de la noche el ascensor dejó de funcionar no había nadie que pudiera escuchar sus llamadas de auxilio. Durante 41 horas tuvo que permanecer encerrado, sin poder comer ni beber nada. En la grabación de las cámaras de seguridad puede observarse como la frustración y la desesperanza se apoderan de él.
Fuente: http://www.newyorker.com/reporting/2008/04/21/080421fa_fact_paumgarten
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